La Experiencia de Nieves con el Sarcoma de Ewing

Hoy queremos compartir con vosotros una parte muy personal de nuestra vida, la experiencia que ha marcado mi corazón de una manera que nunca imaginé.

Se trata de mi hija Alba y su valiente lucha contra el Sarcoma de Ewing.

Cuando Alba enfermó, me encontré en un lugar oscuro y desconocido. La impotencia y la desesperación me consumían mientras veía a mi preciosa hija luchar contra esta enfermedad cruel. Me enfadé con el mundo, con la injusticia de que una niña tan pequeña tuviera que enfrentarse a algo tan grande y tan doloroso.

Recuerdo las largas horas en el hospital, las interminables sesiones de quimioterapia y las cirugías que parecían no tener fin. En medio de todo ese caos, mi fe se tambaleaba. Me preguntaba por qué Dios permitiría que esto le sucediera a mi hija, por qué no escuchaba mis súplicas y mis ruegos desesperados.

Pero con el tiempo, algo cambió dentro de mí. A medida que veía a Alba enfrentarse a cada desafío con una valentía y una determinación inquebrantables, comencé a encontrar un nuevo sentido en mi dolor. Aprendí a ver la belleza en la lucha, la esperanza en la adversidad y el amor incondicional que nos unía como familia.

Aunque el camino fue difícil y lleno de obstáculos, nunca perdí la fe ni la esperanza. Descubrí que mi propósito en la vida era mucho más grande de lo que nunca había imaginado. Mi experiencia con el Sarcoma de Ewing me enseñó a ofrecer consuelo y apoyo a otras familias que estaban pasando por lo mismo, a ser un rayo de esperanza en medio de la oscuridad.

Quiero recordaros que es perfectamente normal sentir miedo, dudas e incertidumbre cuando se enfrentan a una situación como esta. Pero también quiero deciros que no estáis solos. Desde la Fundación Alba Pérez, estamos aquí para ofreceros nuestro apoyo, nuestro amor y nuestra solidaridad en cada paso del camino.

Vuestras donaciones son más importantes que nunca. No solo son la clave para encontrar una cura para el cáncer infantil, sino también la manera de acompañar y demostrar a todos esos padres que están viviendo un cáncer infantil junto a sus hijos que no están solos en esta batalla. Cada donación cuenta, cada gesto de generosidad marca la diferencia.

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