Cáncer infantil vs. cáncer en adultos: Dos realidades con desafíos únicos

Cuando hablamos de cáncer, solemos imaginar una enfermedad única, un enemigo común que ataca sin distinción. Pero la realidad es que el cáncer infantil y el cáncer en adultos son dos mundos completamente diferentes.

Entender estas diferencias es esencial para ofrecer a los niños las mejores oportunidades de tratamiento y, sobre todo, para impulsar la investigación específica en oncología pediátrica.

Diferencias fundamentales entre el cáncer infantil y el de adultos

El cáncer infantil presenta características únicas que lo diferencian del cáncer en adultos:

  • Menor frecuencia: El cáncer infantil representa aproximadamente el 1% de todos los casos de cáncer. 
  • No se puede prevenir: Su origen suele estar ligado a mutaciones genéticas espontáneas y no a factores de estilo de vida.
  • Requiere tratamientos específicos: Los cuerpos de los niños responden de manera diferente a las terapias. 
  • Investigación distinta: Los resultados obtenidos en el estudio del cáncer en adultos no pueden aplicarse directamente al cáncer infantil. 

Estas diferencias hacen que el abordaje de la enfermedad deba ser completamente diferente en niños y adultos.

Tipos de cáncer: distintos enemigos

En los adultos, los cánceres más comunes son los de mama, colon, pulmón y próstata. En cambio, en los niños predominan la leucemia, los tumores cerebrales, los linfomas y el cáncer de huesos. Estas diferencias están relacionadas con el desarrollo del organismo y los factores genéticos.

Diagnóstico: un camino más difícil en los niños

En los adultos, muchos tipos de cáncer se detectan en fases tempranas gracias a chequeos médicos preventivos. Sin embargo, en los niños, el diagnóstico suele llegar cuando los síntomas ya son evidentes, lo que puede retrasar el inicio del tratamiento. La baja incidencia del cáncer infantil también dificulta su detección precoz, ya que muchas veces los primeros signos pueden confundirse con enfermedades más comunes en la infancia.

Tratamiento: respuestas distintas a la terapia

Los niños suelen recibir los mismos tipos de tratamiento que los adultos: quimioterapia, radioterapia, cirugía, inmunoterapia y trasplantes de células madre. Sin embargo, sus cuerpos responden de manera diferente: 

  • Mayor tolerancia a la quimioterapia: Pueden recibir dosis más altas y suelen recuperarse más rápido.
  • Menor uso de radioterapia: Sus posibles efectos secundarios a largo plazo hacen que se evite en la medida de lo posible.
  • Limitaciones en medicamentos: Muchos tratamientos diseñados para adultos no son seguros para niños.
  • Mayor esperanza de vida tras la curación: Esto hace que los efectos secundarios a largo plazo sean una preocupación prioritaria.
Investigación: una necesidad urgente

Uno de los mayores desafíos en oncología pediátrica es la falta de investigación específica. La baja incidencia del cáncer infantil hace que, en muchas ocasiones, los recursos se destinen a estudiar los cánceres más frecuentes en adultos, dejando en segundo plano la investigación del cáncer infantil. 

Apoyar la investigación oncológica pediátrica es crucial para lograr detenciones más tempranas, desarrollar terapias más efectivas y reducir los efectos secundarios de los tratamientos. La ciencia avanza, pero necesita apoyo para llegar más lejos y darles a los niños con cáncer la oportunidad de una vida larga y saludable.

En la Fundación Alba Pérez, esta es nuestra misión: impulsar la investigación para que ningún niño tenga que enfrentarse al cáncer sin opciones. Cada aportación y cada iniciativa nos acerca a terapias más eficaces y menos agresivas. Por eso, queremos invitarte a formar parte de este esfuerzo. Tu ayuda es clave para seguir avanzando y dar esperanza a tantas familias que luchan cada día contra esta enfermedad.

La esperanza de un futuro mejor

A pesar de los desafíos, la esperanza sigue viva. En la Fundación Alba Pérez, la esperanza no es solo una palabra: es el motor que nos impulsa cada día. Esperanza en la ciencia, en la investigación, en la solidaridad de quienes creen que juntos podemos cambiar la historia del cáncer infantil. Hemos vivido de cerca lo que significa esta enfermedad. Sabemos que cada niño diagnosticado es una vida llena de sueños, una familia que lucha, un futuro que merece escribirse. Por eso, no nos rendimos. Porque cada avance en la investigación, cada tratamiento mejorado, cada niño que supera el cáncer es un paso más hacia ese futuro que anhelamos.

El cáncer infantil no es un cáncer de adultos en pequeño. Es una batalla con sus propios desafíos, y por eso necesita soluciones específicas.

La investigación es el camino para lograrlo, y con tu ayuda, podemos marcar la diferencia. El cáncer infantil no puede esperar. Juntos, podemos darles a los niños la esperanza real de un futuro más brillante, más saludable y, sobre todo, más justo.

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